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Manuel Montalvo

¡Feliz Navidad desde Cartas del Metropolitano!

Desde Cartas del Metropolitano os deseo una Feliz Navidad y que disfrutéis estos días rodeado de los vuestros. Mis mejores deseos para 2012 ¡Un abrazo!

No habrá paz para los malvados

No habrá paz para los malvados. Un análisis del contenido de la declaración de ETA.

viernes, 21 de octubre de 2011

No habrá paz para los malvados



Como punto de entrada, el molde que llevaba haciendo de la siguiente carta metropolitana correspondía al grave jaque de los mercados financieros a la situación económica y social de España, primera incursión económica que hago en este punto. Sin embargo, el anuncio de uno de los temas históricos en el devenir cronológico de España más importantes ha cambiado la orientación al terreno más político, donde, a pesar de la voluntad armada de cesar la revolución vasca, hoy es una noche donde no habrá paz para los malvados. Empezamos.

Y saltó la banca. Hoy, 20 de octubre de 2011, ETA anunciaba el fin de su “lucha” armada histórica frente a la opresión nacionalista española al albor de los tiempos pre y post Democracia. Con un modo de acción típico del entramado “separatista”, tal y como se mencionaba en los distintos caladeros periodísticos de nivel mundial, la organización pregonaba el “cese definitivo de su actividad armada”, paso previo para la superación de la confrontación armada. Sin embargo, el paso adelante dado por el holding del terror creado por ETA propone un punto de encuentro entre los distintos jugadores del tablero democrático: “la apertura de un proceso de diálogo directo que tenga por objeto la resolución de las consecuencias del conflicto y, así, la superación de la confrontación armada”.

Véase en el siguiente enlace el contenido íntegro de la declaración:

Y es aquí donde el paso adelante que dio el Estado, conducido por el Gobierno durante 8 años, perdió legitimidad. La concesión de una futura apertura de listas, la baja presión policial y la apertura a la impunidad jurídica y social con el acercamiento de numerosos presos no fueron pasos suficientes para ETA como para anunciar un cese de la actividad armada y de presión social y de sus filiales activistas, pues no fueron tangibles a la luz de la sociedad vasca. Prueba del nerviosismo puede verse en el atentado de Barajas como prueba de que la organización no se encontraba en momento de titubear frente al conflicto ideológico que empezaba a surgir en ETA, donde los defensores del conflicto armado querían proseguir su lucha, frente a los seguidores del brazo político reivindicatorio en Madrid del nacionalismo vasco. El giro del destino provocó que la cortina de humo impuesta por el Ministerio de Interior provocara que sus altos mandos aleccionaran a la dupla Policía-Guardia Civil, en connivencia con las fuerzas de seguridad francesas, al aumento de nuevo de la presión frente al holding del terror, con numerosas bajas, tanto personales como patrimoniales, todo ello junto al frente abierto por el Gobierno bajo el tanteo a Otegi: el cese definitivo de ETA. Pero el canje no iba a ser gratis: bajada de presión policial, acceso al juego democrático de sus partidos políticos y acercamiento de presos fueron el impuesto a pagar para establecer un punto de inicio en la negociación. Concedido. Sin embargo, la concesión administrativa de las autopistas provoca que, cuando no accedes a la última salida que enlaza con otra carretera, implica el paso por el peaje de salida: ETA no iba a ser menos, y como buen holding, inserto en una economía liberal, pretende la maximización de beneficios a menor coste, véase BILDU y su aprobación en el Pleno de un Tribunal Constitucional totalmente politizado, en este caso con la prevalencia de la batuta progresista con la desembocadura de su ratificación por el Supremo de la mano del inefable y siempre justo y entrañable Juez Baltasar Garzón (tras la superación de la pantomima de SORTU), la connivencia policial en el Caso Faisán (uno de los más graves episodios contra el Estado de Derecho en la historia de España, donde el trío Ministerio de Interior-Fuerzas de Seguridad-ETA caminaban de la mano con concesiones y revelaciones a diestro y siniestro) y el acercamiento y mejora de las condiciones penitenciarias de presos condenados por delitos de terrorismo. El último tramo cronológico pueden consultarlo en internet: la conjura por la paz de San Sebastián. Sin palabras.

Pero la salida de la autopista que enlaza con la carretera nacional de la democracia no implica que se haya llegado a su destino. Ni mucho menos. En un video, placer terrorista de difusión multimedia en los tiempos de la tecnología de la información, hoy, día histórico para algunos, de escepticismo para la mayoría, ETA aclama, bajo la bandera de la esperanza futura, el acceso a una oportunidad que tantos años, tantos muertos, tanto Tytadine y disparos ha costado, ante la oportunidad del cese definitivo de su actividad. Sin embargo, el holding no se liquida, sino que se deja en suspenso. La apertura del nuevo tiempo político que decantó la balanza en la brújula de ETA frente al terror, la violencia y la represión, como punto de encuentro para el diálogo y el acuerdo, marcan a los nuevos puntos cardinales hacia los que debe tender este nuevo ciclo. Pero, la carretera democrática es nacional, sí, pero plural. Sin embargo el holding del terror se presenta en Madrid, con nuevas reivindicaciones. Se acabó el Ministerio de Interior, y se abre vía telefónica directa con Moncloa. La arteria nacional llega a todos los ámbitos pero no vale. Conocerás el dicho de que todo lo que hay antes del “pero” no cuenta. Verdad absoluta. Innata de la racionalidad humana. Nueva concesión administrativa estatal, nueva autopista hacia el sueño de una Euskal Herria libre, plena, orgullosa de su pueblo vasco, nuevo peaje. En la última Junta Directiva “separatista”, que no ya terrorista, se lucha por la autodeterminación frente a la opresión españolista. Pero tranquilos, sin armas. En el holding se ha abierto una nueva oportunidad de negocio, una nueva división apremiante bajo cuerda de las aspiraciones de la organización: el tráfico de armas. Más rápido, más simple y menos lustroso que la extorsión, incluso al propio pueblo vasco. La oportunidad histórica del momento no permite pasos en falso. “No ha sido un camino fácil”, ETA dixit. La crudeza del sueño vasco ha provocado que numerosos compañeros cayeran implacablemente en la casilla de la Justicia a raíz de la construcción de un sueño utópico con puño de hierro, y que sin embargo engordaban el mito con el orgullo de su intento, siempre en primera línea de lucha. A veces con torturas tales como la cárcel o el exilio. Mención: placa de honor en la puerta de la sede central. Reconocimiento máximo y absoluto. Todo lo demás, subyacente, abstracto, simple colateralidad del sueño vasco. Véase familias rotas, personas que no disfrutarán de un café los domingos por la tarde, paseos en familia, o la asistencia a un cumpleaños de hijos, nietos, amigos. Recuerdos del reconocimiento a una lucha legítima frente a la maldita opresión españolista que asfixia la historia vasca. Simples banalidades. El holding, como buena empresa, está siempre por encima de todo y de todos: el beneficio nunca debe decaer. Nunca. Se debe actuar con responsabilidad y valentía. La concesión administrativa del Gobierno está aquí, no se puede desaprovechar. Es la hora del futuro, pero, ¿recuerda la retrospectiva del pero en la semántica anterior? Un simple recuerdo: simples banalidades que no se tienen en cuenta, no valen o no sirven para un propósito. Lo siguiente es el llamamiento de la banda a España y Francia a la apertura de un proceso de diálogo, tras ocho años de concesiones, para un final al conflicto que supere la confrontación armada. Pero, ¿no se había superado? ¿Y los peajes pagados durante ocho años? “ETA, con esta declaración histórica, muestra su compromiso claro, firme y definitivo”. El último peaje de la negociación sobre la concesión administrativa en la carretera nacional de la democracia: sin embargo, en esta autopista, como la anterior concesión, se ha superado el peaje de entrada. Todavía queda la salida de la autopista. Y hay que pasar por caja. El pago da igual. El holding del terror ya tiene nuevo objetivo: “su implicación en un proceso de soluciones hasta construir un escenario de paz y libertad”. Lo que empezó por un cese definitivo como contraprestación de la concesión administrativa definitiva que solucione y glorifique a todos los compañeros sacrificados y martirizados del entramado societario del terror impuesto por ETA durante cuarenta y tres años, hoy, con la última pantomima pública, se pretenda pagar el último peaje del viaje: el holding para su actividad y deja de cotizar. Pero nadie ha liquidado la sociedad. Hay que ver si el “proceso de diálogo directo que responda a la resolución del conflicto” satisface las exigencias de la Junta Directiva de la sociedad del terror y la extorsión. Ese es el peaje. Esa es la Declaración de ETA que tanto abanderan los defensores de la libertad y pagadores de cuentas demasiado gravosas para el Estado de Derecho del conjunto de concesiones administrativas de todos estos años. El cese definitivo supone un periodo de transición: no se puede desmontar un holding así como así. Hay que dar el visto bueno. Se lo deben a los compañeros y compañeras de siempre que han dado su vida por la causa. Lo demás es secundario. Los daños colaterales del conflicto vasco son sólo eso: recuerdos que adecentan la sala de estar del holding.

Ese es el cese definitivo del terror. Esa es la declaración de ETA. Y hasta que no se verifique, el cese es sólo eso, tregua, cese de la actividad, que no eliminación de la causa, hasta la constatación de la petición de un nuevo peaje. Y el de salida tiene pinta de ser muy costoso. Aunque las concesiones administrativas, durante ocho años, ya establecían esas partidas presupuestarias. Sin problemas: ni éticos ni políticos. Cueste lo que cueste.

Pero el dilema que acontece en este punto de la Historia de España es mucho mayor: se pone en juego la primacía de un Estado de Derecho, donde la prevalencia a pensar que la declaración de ETA supone un cese definitivo de la actividad, que no de su lucha, provoca la entrada en una carretera democrática peligrosa, donde la democracia presidida por un nuevo tiempo sin terrorismo hace que la memoria de los daños colaterales del conflicto vasco sean sólo recuerdos que adornan la declaración de ETA, y la razón muestra y demuestra que la memoria histórica se diluye con el paso implacable del tiempo. A veces con mayor velocidad de la que deseáramos y con ella la separación, la eliminación del origen, el núcleo, la razón que engloba el sueño de todo sistema de Derecho, garante de libertades y defensor de la verdad y de los inocentes colaterales, de la historia de terror, de incertidumbre y de situaciones sombrías en la vidas de todos aquellos que no fueron más que instrumentos de figuras políticas y jurídicas en torno a concesiones administrativas: la caída del derecho que tenemos gracias a la protección de la Democracia, de que no habrá paz para los malvados.

jueves, 6 de octubre de 2011

Hasta siempre, Steve.



Hace tiempo que, por distintos motivos, no actualizaba el blog, y creo que hoy, el cariz de los acontecimientos hacen que vuelva a ponerlo en marcha, más bien como homenaje a un gran personaje: Steve Jobs. Ahí va, Steve.

Para conocer bien la figura del CEO de Apple es necesario hacer una retrosprectiva en el tiempo. La vida de Steve Jobs, por el vasto flujo de información que podemos encontrar hoy en la red debido a su fallecimiento, hace que estemos al tanto de su vida, de sus inicios, fracasos, encumbramiento y conversión en mito. Un buen punto de encuentro en torno a su figura podemos encontrarlo en su biografía "El camino de Steve Jobs: liderazgo para las nuevas generaciones". El punto de partida del mito comienza con los inicios humildes que tuvo a lo largo de sus primeros años: fue dado en adopción, recorría 10 kilómetros un día a la semana para disfrutar de una cena, retornaba botellines de CocaCola para obtener dinero con el que salir a delante... Engranajes de una vida que poco a poco constituirían la base de la personalidad de Steve. El momento culmen de su vida, punto que destacaría como crucial, concurre en la creación, junto a Steve Wozniak, en el sueño de un emprendedor: Apple Computer Inc. Ese sería el paso definitivo para que la figura de Jobs comenzara a forjarse en leyenda, con un inicio empresarial escandaloso, donde la capitalización de la compañía en diez años desde su comienzo le llevaría a encumbrarse como una de las grandes compañías americanas a mediados de los ochenta, llegando a sustituir la dejadez de sus competidores por su intranquilidad ante el alumbramiento de una amenaza cada vez más real, como bien se barruntaba en Silicon Valley, con IBM como principal articulador de la informática global. Distintas desavenencias internas provocaron que Jobs abandonara la guía de la empresa que, junto a Wozniak, habían estado moldeando durante tantos años, tras tantos esfuerzos. Sin embargo, el reto no fue menor, sino que supo salir a delante: fundó lo que hoy se denominan estudios PIXAR, y su propia empresa, NeXT. Pero los designios reservados para Apple tornaban en oscuridad, pues tras la marcha de Steve, el rumbo que tomó la compañia dejó de aliarse junto a los parabienes que tantos réditos se le había concedido a la compañía. Pero ahí es donde la figura de Jobs, emprendedor, misterioso, alocado pero visionario tornó en mesías. Poco a poco, volvió a modelar la compañía, trabajandola con tesón al cambio de los tiempos, los finales de los noventa, donde la informática volvería a tener un cariz brillante y necesario para el desarrollo de los tiempos. Todo ello lo podemos encontrar en Jobs, como bien muestran sus alumbramientos: iPhone, iPad, iPod, iOS, Mac...

El motivo de este pequeño homenaje no es visualizar la vida de Steve Jobs, ni mucho menos, sino el matiz que la figura del mito impregnó en Apple, y por ende, la globalización de su inspiración en nosotros mismos. Un hombre forjado a sí mismo, de la que ha hecho su compañía parte de su vida y de la nuestra. Como muestra de esta filosofía, podemos encontrar el discurso que dio en la Universidad de Stanford (el cual paso a reproducir a continuación), el cual puede ver hace mucho tiempo, y que demostró que Apple es más que una compañía, es un mito, como su creador. La lucha constante que creo que es el sello de Apple, impuesta por Jobs, y que para mí supone algo más que una corriente de moda el comprar un producto Apple, sino que es un conjunto de vivencias de una persona que ha ido configurándose a sí misma, transmitiendo ese sello a la forma de actuar, de pensar y de trabajar de una empresa, y que pasará a la historia como un gran genio, un visionario, una personaje que será recordada a lo largo de los tiempos, no sólo como un gran gurú de la informática, sino como una persona que supo encontrar y moldear su destino, a través de lo que él denominaba "conexión de puntos", los cuales fueron configurando su destino, creando el mito, dando luz a una forma de vivir y pensar totalmente ajenos a su condición de multimillonario, de los lujos que tanto podían cegarle, y que sin embargo supo sortear, eliminando el materialismo existente con un único fin: viviendo cada día como si fuera el último, haciendo lo que más le gustaba, siguiendo a su corazón y su intuición, frente a todo, frente a todos, incluso a la muerte.
 
 
Hasta siempre, Steve.

 


"Tengo el honor de estar hoy aquí presente en la ceremonia de graduación de una de las universidades más prestigiosas del mundo. A decir verdad, esto es lo más cerca que jamás he estado de una graduación universitaria. Hoy deseo contarles tres relatos acerca de mi vida. Eso es todo. Nada del otro mundo. Simplemente tres historias.

El primer relato versa sobre “conectar los puntos”.
Abandoné la Universidad de Reed después de los primeros 6 meses, pero luego permanecí vagando por allí como oyente otros 18 meses aproximadamente antes de dejarlo completamente. Así que, ¿por qué lo dejé?

Todo comenzó antes de que yo naciera. Mi madre biológica era una joven estudiante soltera y decidió darme en adopción. Creía enérgicamente que debía ser adoptado por graduados universitarios, de modo que todo se organizó para que al nacer fuese adoptado por un abogado y su esposa. Solo que cuando nací decidieron en el último momento que lo que de verdad deseaban era una niña. Así que mis padres, que estaban en una lista de espera, recibieron una llamada en mitad de la noche que decía: “Tenemos un niño no esperado, ¿lo quieren?” Dijeron: “Por supuesto.” Mi madre biológica averiguó más tarde que mi madre adoptiva nunca se había graduado en la universidad y que mi padre ni tan siquiera había terminado el bachillerato así que se negó a firmar los papeles de adopción. Solo aceptó hacerlo unos meses después, cuando mis padres le prometieron que algún día yo iría a la universidad.

Y 17 años más tarde fui a la universidad. Pero ingenuamente elegí una universidad que era casi tan cara como Stanford, y todos los ahorros de mis padres, de clase trabajadora, se estaban destinando a mi matrícula. Después de seis meses, no le encontraba sentido alguno. No tenía idea de lo que quería hacer con mi vida y tampoco de qué manera la universidad me ayudaría a resolverlo. Y aquí me encontraba, desperdiciando todo el dinero que mis padres habían ahorrado durante toda su vida. Así que decidí abandonar los estudios y confiar que las cosas terminarían saliendo bien. Era algo que me asustaba, pero en retrospectiva fue una de las mejores decisiones que nunca he tomado. En el momento en que abandoné la universidad podía dejar de asistir a las clases que no me interesaban, y participar como oyente de aquellas que parecían interesantes.

No todo fue romántico. No tenía un dormitorio, así que dormía en el suelo de las habitaciones de mis amigos, devolvía las botellas de Coca Cola para obtener los cinco céntimos del envase para conseguir dinero para comer, y caminaba más de 10 Km cada domingo por la noche a través de la ciudad para recibir una buena comida una vez por semana en el templo de los Hare Krishna. Me encantaba. Y muchas cosas de las que me tropecé al seguir mi curiosidad e intuición resultaron no tener precio más adelante.

Les daré un ejemplo. En aquella época la Universidad de Reed ofrecía la que quizás fuese la mejor formación en caligrafía del país. En todas partes del campus, cada cartel, cada etiqueta en cada cajón, estaban bellamente caligrafiadas a mano. Dado que había abandonado los estudios y no tenía que asistir a las clases normales, decidí tomar un curso de caligrafía para aprender cómo se hacía eso. Aprendí acerca de los tipos de letra serif y sans serif, sobre cómo variar el espacio entre letras, sobre qué hace realmente grande a una gran tipografía. Era hermoso, histórico, artísticamente sutil de un modo que la ciencia no puede captar, y yo lo encontré fascinante.

Nada de esto albergaba siquiera la mínima esperanza de tener alguna aplicación práctica en mi vida. Pero diez años más tarde, cuando estábamos diseñando el primer ordenador Macintosh, todo volvió a mi mente. Y diseñamos el Mac con eso en su esencia. Fue el primer ordenador con tipografías bellas. De no haber asistido a ese curso en concreto de la universidad, el Mac no hubiera tenido nunca múltiples tipografías ni caracteres con espaciado proporcional. Y dado que Windows simplemente copió a Mac, es posible que ningún ordenador personal las tuviera ahora. De haber continuado mis estudios universitarios, no hubiera asistido a ese curso de caligrafía, y los ordenadores personales no tendrían la maravillosa tipografía que poseen.

Por supuesto que era imposible conectar los puntos mirando hacia el futuro cuando estaba en clase. Pero fue muy, muy claro al mirar para atrás diez años más tarde.

Nuevamente, no se pueden conectar los puntos hacia adelante; sólo puedes hacerlo mirando hacia atrás. Así que tienes que confiar en que los puntos se conectarán de alguna manera en el futuro. Tienes que confiar en algo, tu instinto, el destino, la vida, el karma, lo que sea. Porque creer que los puntos se unirán te darán la confianza de seguir tu corazón. Esta forma de actuar nunca me ha traicionado, y ha marcado la diferencia en mi vida.
Mi segundo relato es acerca del amor y la pérdida.

Tuve suerte… descubrí pronto en mi vida lo que realmente quería hacer. Woz y yo comenzamos con Apple en el garaje de mis padres cuando tenía 20 años. Trabajamos duro, y en diez años Apple creció de ser una empresa compuesta por nosotros dos en un garaje a una compañía valorada en dos mil millones de dólares y más de 4.000 empleados. Habíamos lanzado nuestra creación más refinada, el Macintosh, un año antes, y yo acababa de cumplir 30. Y me despidieron. ¿Cómo te pueden echar de la empresa que tú has creado?

Bueno, a medida que Apple crecía, contratamos a alguien que yo pensaba que estaba muy capacitado para dirigir la compañía junto a mí, y durante el primer año más o menos las cosas fueron bien. Pero luego nuestras visiones acerca del futuro comenzaron a diferir y finalmente nos apartamos completamente.

Cuando eso ocurrió, nuestra Junta Directiva se puso de su parte. Así que a los 30 estaba fuera. Y de forma muy notoria. Aquello en lo que me había concentrado durante toda mi vida adulta había desaparecido, y fue devastador.

Realmente no supe qué hacer durante unos pocos meses. Sentía que había decepcionado a la anterior generación de emprendedores; que había soltado el testigo en el momento en que me lo pasaban. Me reuní con David Packard (HP) y Bob Noyce (Intel) e intenté disculparme por haber echado a perder las cosas de esa manera. Yo representaba un fracaso público muy importante, e incluso pensé en huir del valle (Silicon Valley).

Pero algo comenzó a abrirse paso en mí... aún amaba lo que hacía. El curso de los acontecimientos en Apple no había cambiado eso ni un ápice. Había sido rechazado, pero aún estaba enamorado. Así que decidí empezar de nuevo.
No me dí cuenta entonces, pero resultó que el hecho de haber sido despedido de Apple fue lo mejor que jamás me pudo haber pasado. El peso del éxito fue reemplazado por la ligereza de convertirme de nuevo en un principiante, menos seguro de las cosas. Me liberó para comenzar uno de los períodos más creativos de mi vida.

Durante los siguientes cinco años, creé una empresa llamada NeXT, otra llamada Pixar, y me enamoré de una mujer asombrosa que se convertiría en mi esposa. Pixar llegó a crear el primer largometraje de animación por ordenador, Toy Story, y en la actualidad es el estudio de animación más exitoso del mundo. En un notable giro de los acontecimientos, Apple adquirió NeXT, yo regresé a Apple, y la tecnología que desarrollamos en NeXT pasó a ser el corazón del actual renacimiento de Apple. Y Laurene y yo tenemos una maravillosa familia. Estoy bastante seguro de que nada de esto habría pasado si no me hubieran echado de Apple. Creo que fue una medicina horrible, pero supongo que el paciente la necesitaba.

A veces, la vida te golpea en la cabeza con un ladrillo. No perdáis la fe. Estoy convencido de que lo único que me mantuvo en marcha fue mi amor por lo que hacía. Debéis encontrar algo que realmente os apasione. Y esto vale tanto para tu trabajo como para el amor. El trabajo ocupará una parte importante de sus vidas, y la única manera de sentirse realmente satisfecho es hacer lo que consideras un trabajo genial. Y el único modo de tener un trabajo genial es amar lo que hagas. Si no lo has encontrado aún, sigue buscando. No te conformes. Como en todo lo que tiene que ver con el corazón, lo sabrás cuando lo hayas encontrado. Y como en todas las relaciones geniales, las cosas mejorar y mejoran según pasan los años. Así que… sigue buscando hasta que lo encuentres. No te conformes.

Mi tercer relato es sobre la muerte.
Cuando tenía 17, leí una cita que decía más o menos lo siguiente: “Si vives cada día como si fuera el último, algún día tendrás razón.” Me impresionó, y desde entonces, durante los últimos 33 años, cada mañana me he mirado en el espejo y me he preguntado: “¿Si hoy fuese el último día de mi vida, querría hacer lo que estoy por hacer hoy?” Y cada vez que la respuesta ha sido “No” durante demasiados días seguidos, he sabido que necesitaba cambiar algo.

Recordar que voy a morir pronto es la herramienta más importante que he encontrado para ayudarme a tomar las grandes decisiones en la vida. Porque prácticamente todo, las expectativas de los demás, el orgullo, el miedo al ridículo o al fracaso, se desvanece frente a la muerte, dejando sólo lo que es verdaderamente importante. Recordar que uno va a morir es la mejor manera que conozco para evitar la trampa de pensar que tienes algo por perder. Ya estás indefenso. No hay razón para no seguir tu corazón.

Hace casi un año me diagnosticaron cáncer. Me hicieron una tomografía a las 7:30 de la mañana y mostraba claramente un tumor en el páncreas. Yo ni sabía lo que era el páncreas. Los médicos me dijeron que era prácticamente seguro un tipo de cáncer incurable, y que mi esperanza de vida seria de tres a seis meses. Mi médico me aconsejó que me fuese a casa y dejara zanjados mis asuntos, la forma médica de decir: prepárate para morir.

Significa intentar decirle a tus hijos en unos pocos meses todo aquello que pensabas decirles en diez años. Significa asegurarte de que todo queda atado y bien atado, para que sea tan fácil como sea posible para tu familia. Significa decir adiós.

Viví todo un día con ese diagnóstico. Luego, a última hora de la tarde, me hicieron una biopsia, en la que me introdujeron un endoscopio por la garganta, a través del estómago y hasta los intestinos, pincharon con una aguja mi páncreas y obtuvieron algunas células del tumor. Yo estaba sedado, pero mi esposa, que estaba allí, me dijo que cuando vio las células bajo el microscopio el médico comenzó a llorar porque resultó que era una forma muy rara de cáncer pancréatico que se puede curar mediante cirugía. Me operaron y ahora estoy bien.

Esto es lo más cerca que he estado de la muerte, y espero que sea lo más cerca que me encuentre de ella durante algunas décadas más. Habiendo pasado por ello, les puedo decir esto con más certeza que cuando la muerte era un concepto útil pero puramente intelectual: Nadie quiere morir. Ni siquiera la gente que quiere ir al cielo quiere morir para llegar allí. Y sin embargo la muerte es el destino que todos compartimos. Nadie ha escapado de ella. Y así es como tiene que ser, porque la Muerte es probablemente el mejor invento de la vida. Es el agente de cambio. Retira lo viejo para hacer sitio a lo nuevo. Ahora mismo lo nuevo son ustedes, pero dentro de no demasiado tiempo, de forma gradual, se irán convirtiendo en lo viejo y serán apartados. Lamento ser tan dramático, pero es realmente cierto.

Tu tiempo es limitado, así que no lo malgastes viviendo la vida de otro. No te dejes atrapar por el dogma que implica vivir según los resultados del pensamiento de otros. No dejes que el ruido de las opiniones de los demás ahogue tu propia voz interior. Y lo que es más importante, ten el coraje de seguir a tu corazón y tu intuición. De algún modo él ya sabe lo que realmente quieres llegar a ser. Todo lo demás es secundario.

Cuando era joven, había una publicación asombrosa llamada The Whole Earth Catalog (El Catálogo de toda la Tierra), una de las biblias de mi generación. La había creado un sujeto llamado Steward Brand no demasiado lejos de aquí, en Menlo Park, y la trajo a la vida con su toque poético. Esto sucedía en los últimos años 60, antes de los ordenadores personales y la autoedición, así que todo se llevaba a cabo con máquinas de escribir, tijeras, y cámaras Polaroid. Era como Google con tapas de cartulina… 35 años antes de la aparición de Google. Era idealista y rebosaba de herramientas claras y grandes ideas. Stewart y su equipo publicaron varios números de The Whole Earth Catalog, y cuando llegó su momento, sacaron un último número.

Fue a mediados de los 70, y yo tenía vuestra edad. En la contraportada de su último número había una fotografía de una carretera rural a primera hora de la mañana, el tipo de camino que podrías encontrar si fueses un aventurero haciendo autoestop. Debajo de ella aparecían las palabras: “Sigue hambriento. Sigue alocado”. Era su último mensaje de despedida. Sigue hambriento. Sigue alocado.

Y siempre he deseado eso para mí. Y ahora, cuando os graduéis para comenzar de nuevo, os deseo eso".

miércoles, 30 de marzo de 2011

El principio del final

Mucho tiempo. Demasiado. De infamia. De dolor. De caminos transitados sin ningún destino aparente. De ridículos titánicos y de honor minúsculo. Este es el final del principio. Así comienza el final. Y ahí estás tú, impasible, sin intervenir, sin luchar, sin ganas. Normal. Es mucho tiempo ya de aquellos años, de ese tiempo donde bastaban dos cosas para plantarte ante el resto: las rayas, rojas y blancas y el escudo arropado por un oso y protegido por un madroño. La ecuación nos llevaría al mismo resultado: honor, orgullo, grandeza, respeto. La mía, como la de muchos, nos daría además un resultado anexo. Atlético de Madrid.

Pero es difícil creer ya en todo eso, en ese equipo, en ese club, en nuestro Club, pues hace tiempo que perdimos nuestra identidad. Ya no se es abonado a un Club. Se es socio de una infamia. Muy pocos quedan ya que piensen que un derbi es algo más. Que es uno de los partidos más importantes en nuestra historia. En tu historia, Atleti. Tiempo atrás se dejó de creer en ello. Los hechos lo confirman. ¿Saben lo que nos queda? El insulto, la vergüenza, la mediocridad. Esas son las armas que nos quedan ante nuestro rival genético. Esa mediocridad que recorre el Calderón de forma fulminante. Como en el respeto del propio club a su afición. O el respeto de la afición a los propios jugadores. O la de cuerpo técnico y jugadores a la propia afición. O la de Directiva a todos ellos. La combinación de los factores desemboca en el mismo punto: mediocridad, vergüenza, insulto. Repasa la historia de nuestro Atleti. Inténtalo. Yo ya lo he hecho. Tiempo atrás. ¿Y saben qué? Sólo encuentro palabras como respeto, señorío, honor, fuerza, victorias, coraje, corazón, amor…

Hace tiempo que el Atlético de Madrid desechó todo esos valores que se destilan en su historia. Ya saben lo que pasó. Contrataciones de jugadores mediocres. Resultados mediocres. Declaraciones mediocres. Club mediocre. Esa es la verdad. Es dura, pero es la verdad. Tan cierta como los resultados de los últimos años. Tan evidentes como la falta de respeto de jugadores a la afición. Tan burdos como los insultos el día del Derbi a nuestro rival, contra los que no me valen palabras sino hechos. Tan ciertas son mis palabras como que llevamos diez años de ridículos. Diez años. Derbi tras derbi. Esa es la única arma que nos queda ya contra el Real Madrid. El insulto, la mofa. Y todo no es más que una burda farsa, pues es signo aparente del inicio de la mediocridad. Ese es nuestro destino.

La última parada parece ser el Vicente Calderón. Tardes de gloria, de honor y de orgullo se me vienen a la cabeza. No quiero mostrar los adjetivos de los últimos diez años en la que fue nuestra casa. Porque ya son eso. Recuerdos vagos, pero en sí mismo recuerdos, que hacen que pueda creer que todavía se puede. Y que se quiere. Pero no veo que sea así. La pérdida de identidad es evidente. Y no hace sino acrecentarse cada año, cada derbi, cada día que pasa hasta que nos vayamos de casa, cada día que pasa que nuestra cantera es olvidada, que se ningunea a nuestros baluartes como De Gea, que merecen todo el respeto, como por ejemplo también Domínguez, dejándose la piel cada día, en cada entrenamiento, en cada pase, en cada jugada, pero que al mínimo fallo se le crucifican por no menos que los bufones que dicen llamarse futbolistas, y que portan nuestros colores con la desgana de un mercenario que no piensa más que en su bienestar. ¿Estás seguro de que en Italia te sentirás mejor, de que no te debemos nada y que por eso no tienes nada que demostrar? Te equivocaste. Bastante además. Fíjate en nuestra historia. Pásese usted por una tertulia de veteranos atléticos. Nunca escuchará un “yo”. Sólo escuchará palabras como Club, amor, fuerza, coraje, ganas, orgullo, rojiblanco…Ya te lo resumo, a ver si te vas a ir sin descubrirlo: se llama Atlético de Madrid, equipo forjado a base de canteranos y no canteranos, como usted, que se identificaron con nuestro Club como su equipo, como sus colores, como su familia. Y le deben todo. Más que todo. Mucho. Lo mismo que nosotros, pues el deber moral del Atleti es reconocerle su grandeza por habernos defendido. ¿Sabría usted lo que pedirían a cambio dichos veteranos, canteranos y no canteranos? Nada. Cero. Un simple abrazo diría yo. Porque es su familia. Somos su familia. Y eso es nuestra identidad. Lo que nunca nos podrán quitar. Sin nuestro estadio. Sin nuestros canteranos. Sin victorias. Pero todavía está latente ese sentimiento, el de nuestra familia: nuestro Atleti.

Pensaba que era el principio del final de nuestra identidad. Ni mucho menos. Anhelo el día en que nuestro estadio, nuestros canteranos, y nuestras victorias se conviertan en el orden del día. Ese es el principio del final, el volver a ser lo que fuimos. El Atlético de Madrid.

viernes, 28 de enero de 2011

Para MM



Me ha costado. Difícil. Muy difícil ¿Qué cosa, no? No te había escrito nunca hablando de esto. En serio. De verdad. Sin mentiras. Parecía que estaba todo dicho. Yo creo que no. Por eso estoy aquí. Por eso esta carta. Porque te voy a contar mi historia. Lo que está pasando. Ahora mismo. ¿El motivo? Cada vez que lo pienso me parece patético. Lamentable. Teclear para hablar con tu amigo, si tú, mi amigo, para contarte esto. A pesar de todo. Bastante que ha pasado ya. Bastante que hemos pasado ya. Sólo la última vez que quedamos para hablar en Delorean aquella noche. Qué tiempo. Mucho. ¿Es normal lo que pasa? ¿Crees que las cosas pasarían así si nos parásemos a un pensar un minuto, dos horas o veinticinco meses? No sé cuál es el inicio, pero visto lo visto, cada vez que entramos en contacto tú, yo o cualquiera de nuestros amigos se ve claramente el final. Por desgracia. Para siempre. ¿Será de verdad? Espera un momento. Sólo te pido una cosa. La última. No sé si será la última vez que te diga esto. ¿Tendrá final? Imagina una mesa, y pon todos los recuerdos, secretos, momentos e instantáneas juntos, de todos nosotros, en colectivo o en individual de aquí a 10 años. Una por una. Una detrás de otra. Seguidas como una película. Colegio, cine, fiestas, viajes… Intenta poner cualquier momento, cualquier situación que te recuerde algo bueno. Yo lo estoy haciendo ahora mismo. Intenta no pensar en lo malo. Sólo en lo que te hace sentir bien. En lo que nos hace sentir bien. Juntos. Todos. Creo que merece la pena. Pienso que de todos os conozco bastante como para dar una opinión: incluso de ti. Igual que tu de mi. Y de los demás. Y sabes que no somos así. Ni tú, ni yo, ni los demás. Nadie. Ni pensarlo. Jamás. Sé que hemos tenido roces, muchas veces si paras a pensar un instante, un minuto, dos horas, veinticinco meses, sin sentido, “pegoletes” como te gusta decir, con un inicio un poco gravoso pero con una solución en la que se ve un final que merece la pena. Seguro. Porque yo, como los demás, en cualquier momento, cualquier día y a cualquier hora, ante cualquier problema, todos juntos, unos con otros, o cada uno los suyos, mis problemas, los tuyos o los de los demás. Siempre sabíamos que podíamos ver un final, unas veces antes, otras después. Porque ahí estaban Ángel, Antonio, Gómez, Lourdes, Manolo, María, Rafa, Sandra, y más tarde ambas Cristinas. Ponle tú el orden. Inténtalo. Imagino que no puedes. Yo tampoco podría. Ni pensarlo. Jamás. No antepondría ninguno a nadie. Nunca. No puedo por más que lo intente. Creo que tu tampoco. Y sé que ellos tampoco. Lo sé. Lo sabes. Lo saben. Por eso me duele, como creo que a los demás, el tener que hablar a través de mensajes. De correos. Lamentable. Tanto tú, como los demás, como yo. ¿No crees? Sé, lo sabes y lo saben, que todo lo que pasa tiene un origen, un motivo. Como también se, sabes y saben que no puede haber mentiras. Ni antes ni ahora. A pesar de todo. Nunca. Jamás. Sería absurdo. ¿Cuándo nos hemos mentido? Piensa en un solo año, un solo mes o un solo día donde haya habido una mentira como para dejarte de lado. Como para dejarnos de lado. Tu. Nosotros. Yo. Más bien creo que es un problema de entendimiento. Por una maldita llamada. Por un momento. ¿La culpa? Mía. Tuya. De todos. Con lo fácil que sería hablarlo. Sólo hay que marcar. Nos entenderíamos a la primera. Pero sin mentiras. Ni tuyas, ni mías, ni de los demás. Esa es la premisa. La exigencia. ¿Pero sabes qué? No creo que haga falta: no la hacía antes y no la va a ser ahora. ¿El motivo? Bastante claro. Ahí está. Lleva 10 años ahí. Y los que pasarán. Piensa en los momentos de la película. Porque un amigo, unos amigos jamás mienten. Nunca. Se entienden. Y comparten lo que pasa. Pero escuchan. Se buscan. Piensan. Lo intentan. A pesar de las apariencias. De lo que parezca. A sabiendas de lo que pasa. Porque tú lo sabes. Ellos lo saben. Yo lo sé. Ninguno hemos mentido. Nos lo hemos dicho todo, sobre todo lo malo. Es normal. Somos amigos. ¿Tiene que haber un inicio, no? Pero es el último paso, el final de todo lo malo. Ya que hemos terminado de sentar las bases de todo, hay que frenar. Frena. No sólo tú. Todos. Tus amigos. Del primero al último de la lista. Sin orden de prevalencia. Sin clasificaciones. Es difícil, lo sé. Lo que te escribo, lo escribo por mí, sin consultar en los demás, pero creo que seguimos la línea. A pesar de todo. A pesar de todos. Supongo que no sólo dependes de esto, de tus amigos, de los momentos, sino que entran en juego más cosas, más motivos, más acontecimientos: lo que tienes al lado. Todo lo que has tenido y has conseguido estos últimos años. Los que ahora mismo están junto a ti. Con quien compartes tu vida. Ahora mismo. Y sé que es difícil conjuntarlo todo. Lo de antes y lo de ahora. Por los acontecimientos. Por todo lo malo. ¿Pero habrá que empezar no?

Pues con todo esto ahora te cuento mis momentos, mis ratos, mis situaciones. El inicio de esta carta. Lo de hoy no debería de haber pasado. Nunca. Jamás. Me acuerdo del día de tu cumpleaños. Intenté hablar contigo. Porque sí. Porque me apetecía. Lo hice siempre y no iba a dejar de hacerlo ahora. Sin respuesta. Sin contestación. No importa. Somos amigos, será un olvido. ¿Qué más da? Estará disfrutando de su día. Te vi en navidad, tú sabes dónde y con quien. Segunda oportunidad. Piensa en ese momento. En ese instante. 20 segundos. Quizás menos. Pocos. Muy pocos. Compara los de tu película. Yo pensé en la mía. Sin un gesto ni palabra en la que te encontrara. En la que creyera de verdad en arreglar todo esto. En la que pensara que había solución. Pero daba igual. Lo sé. Seguro. Porque sé que llegará el día en que llegaremos a la solución. Pienso que sí. En un día. En dos horas. En veinticinco meses. ¿Sabes por qué? Porque hay ocho películas de hace bastante tiempo. Ahora dos más. Junto a la mía. Cada una por separado. Pero que llegan a un mismo punto. Que saben que es imposible dejar de lado todo lo anterior. Sin mentiras. Sin fisuras. Podría haberlo dejado en privado para ti y para mí. Pero no. Prefiero que se vea. Porque estoy harto de esconderlo. Harto de no poder solucionar esto. Harto de tener que mensajearnos constantemente recordando lo que hemos hecho mal. Lo que has hecho mal. Lo que he hecho mal. Sin ningún atisbo de solución. Sólo de rencor. De insidia. De insultos. Ese es el motivo de la carta. Por la película. Por mí película. Porque la he recordado. Porque es nuestra película. Juntos. Porque somos amigos. Todos. Y merece la pena. A pesar de todo.




viernes, 9 de abril de 2010

Basta ya, Atleti

"Domingo tras domingo siempre creía que había motivo, que se podía creer, que se tenía que luchar para salir de ahí, que se podía... ¡Como no se va a poder! ¡Con ese escudo forjado a base de títulos desde el Metropolitano al Calderón! Pero basta ya. Esta no es la vida en rojiblanco que yo elegí vivir. Se acabó la infamia, el deshonor, la mentira, el arrastrarse por los campos, el no salir con la ilusión, ni con las ganas, ni con la entrega que mereces.

Basta ya de los bandazos de la Directiva a la hora de confeccionar un equipo a base de bufones que ni sienten ni padecen, temporada tras temporada, el honor y orgullo que supone portar esas rayas y ese escudo por todos los campos que pisas y de la condescendencia de la grada permitiendo continuar con esta burda farsa, donde el sentimiento atlético que se hereda generación tras generación ha pasado ha convertirnos en meros clientes propietarios de un trozo de plástico, con demasiado sacrificio personal, moral y económico, que nos da derecho a acceder a lo que fue nuestra casa para visualizar un espectáculo dantesco del que tu, Atleti, formas parte como actor principal con un papel estelar de la pantomima que supone verte cada domingo.

Basta ya, porque la verdad no se ensaya y la razón muestra y demuestra que ese escudo no te merece, que con cada ridículo tuyo no haces sino incrementar la mofa y la falta de respeto hacia nosotros de todos aquellos que te temían nada más conocer que se iban a enfrentar a contra ti. Ese escudo que portaban "Atléticos de cantera" que sentían cada una de las rayas rojas y blancas como si fueran su sangre, rayas que no merecen seguir portando ese escudo que arropaba a los Atléticos infundiendo honor, valor, coraje y orgullo en noches en las que sólo había miedo y oscuridad y que hoy no son mas que recuerdos que construyen un vestigio de un equipo histórico de aquellos gloriosos años en los cuales tu nombre era bañado en parabienes que desembocaban en victorias con forma de títulos donde quedar cuarto en la Liga o apeado de cualquier competición suponía un fracaso y se pedía perdón por ello.

Portado por mercenarios de la cloaca futbolística que en los últimos años han embarcado a nuestro "Gran Capitán" a un viaje con destino de ida pero de vuelta sin concretar: Liverpool. Pisoteado tu honor por la sinrazón de la Directiva que desde hace años, demasiados años, al fin ha conseguido reducirte a un "Convenio Urbanístico" para echarte a patadas de tu casa, nuestra casa, el Vicente Calderón, donde el Manzanares marcaba el punto a partir del cual nuestros problemas personales, cualesquiera que fueran, quedaban aparcados durante hora y media ya que lo más importante eras tú, en la que generaciones de Atléticos te animábamos hasta la extenuación, y te exigíamos lo máximo, sí, pero acompañándote hasta el infinito, fuera cual fuera la adversidad o el contratiempo, hasta límites que ni la razón ni la metafísica llegarían a comprender.

Deshonrado por ineptos que se hacen llamar "Directores Deportivos" que te utilizaron como experimento de su mediocridad intelectual y profesional para certificar, decepción tras decepción, que con cada actuación nos hacías cada vez más daño, mucho daño. Prostituido por la codicia de tus dueños que se jactan de haberse apropiado indebidamente de ti hasta llevarte por lo civil y por lo criminal a ese maldito infierno futbolístico que nos llevó a llorar en el balcón de casa.

Ni tú ni los que te seguimos fieles a la cita cada vez que saltas a un campo merecemos esto. Basta ya Atleti, basta ya, porque me niego a dejarte morir."

www.lavidaenrojiblanco.com/Opiniones/Las-cartas-de-los-lecto... cartasdesdeelcalderon.blogspot.com

MANUEL ALEJANDRO MONTALVO GARRIDO 29/11/09