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Manuel Montalvo

viernes, 21 de octubre de 2011

No habrá paz para los malvados



Como punto de entrada, el molde que llevaba haciendo de la siguiente carta metropolitana correspondía al grave jaque de los mercados financieros a la situación económica y social de España, primera incursión económica que hago en este punto. Sin embargo, el anuncio de uno de los temas históricos en el devenir cronológico de España más importantes ha cambiado la orientación al terreno más político, donde, a pesar de la voluntad armada de cesar la revolución vasca, hoy es una noche donde no habrá paz para los malvados. Empezamos.

Y saltó la banca. Hoy, 20 de octubre de 2011, ETA anunciaba el fin de su “lucha” armada histórica frente a la opresión nacionalista española al albor de los tiempos pre y post Democracia. Con un modo de acción típico del entramado “separatista”, tal y como se mencionaba en los distintos caladeros periodísticos de nivel mundial, la organización pregonaba el “cese definitivo de su actividad armada”, paso previo para la superación de la confrontación armada. Sin embargo, el paso adelante dado por el holding del terror creado por ETA propone un punto de encuentro entre los distintos jugadores del tablero democrático: “la apertura de un proceso de diálogo directo que tenga por objeto la resolución de las consecuencias del conflicto y, así, la superación de la confrontación armada”.

Véase en el siguiente enlace el contenido íntegro de la declaración:

Y es aquí donde el paso adelante que dio el Estado, conducido por el Gobierno durante 8 años, perdió legitimidad. La concesión de una futura apertura de listas, la baja presión policial y la apertura a la impunidad jurídica y social con el acercamiento de numerosos presos no fueron pasos suficientes para ETA como para anunciar un cese de la actividad armada y de presión social y de sus filiales activistas, pues no fueron tangibles a la luz de la sociedad vasca. Prueba del nerviosismo puede verse en el atentado de Barajas como prueba de que la organización no se encontraba en momento de titubear frente al conflicto ideológico que empezaba a surgir en ETA, donde los defensores del conflicto armado querían proseguir su lucha, frente a los seguidores del brazo político reivindicatorio en Madrid del nacionalismo vasco. El giro del destino provocó que la cortina de humo impuesta por el Ministerio de Interior provocara que sus altos mandos aleccionaran a la dupla Policía-Guardia Civil, en connivencia con las fuerzas de seguridad francesas, al aumento de nuevo de la presión frente al holding del terror, con numerosas bajas, tanto personales como patrimoniales, todo ello junto al frente abierto por el Gobierno bajo el tanteo a Otegi: el cese definitivo de ETA. Pero el canje no iba a ser gratis: bajada de presión policial, acceso al juego democrático de sus partidos políticos y acercamiento de presos fueron el impuesto a pagar para establecer un punto de inicio en la negociación. Concedido. Sin embargo, la concesión administrativa de las autopistas provoca que, cuando no accedes a la última salida que enlaza con otra carretera, implica el paso por el peaje de salida: ETA no iba a ser menos, y como buen holding, inserto en una economía liberal, pretende la maximización de beneficios a menor coste, véase BILDU y su aprobación en el Pleno de un Tribunal Constitucional totalmente politizado, en este caso con la prevalencia de la batuta progresista con la desembocadura de su ratificación por el Supremo de la mano del inefable y siempre justo y entrañable Juez Baltasar Garzón (tras la superación de la pantomima de SORTU), la connivencia policial en el Caso Faisán (uno de los más graves episodios contra el Estado de Derecho en la historia de España, donde el trío Ministerio de Interior-Fuerzas de Seguridad-ETA caminaban de la mano con concesiones y revelaciones a diestro y siniestro) y el acercamiento y mejora de las condiciones penitenciarias de presos condenados por delitos de terrorismo. El último tramo cronológico pueden consultarlo en internet: la conjura por la paz de San Sebastián. Sin palabras.

Pero la salida de la autopista que enlaza con la carretera nacional de la democracia no implica que se haya llegado a su destino. Ni mucho menos. En un video, placer terrorista de difusión multimedia en los tiempos de la tecnología de la información, hoy, día histórico para algunos, de escepticismo para la mayoría, ETA aclama, bajo la bandera de la esperanza futura, el acceso a una oportunidad que tantos años, tantos muertos, tanto Tytadine y disparos ha costado, ante la oportunidad del cese definitivo de su actividad. Sin embargo, el holding no se liquida, sino que se deja en suspenso. La apertura del nuevo tiempo político que decantó la balanza en la brújula de ETA frente al terror, la violencia y la represión, como punto de encuentro para el diálogo y el acuerdo, marcan a los nuevos puntos cardinales hacia los que debe tender este nuevo ciclo. Pero, la carretera democrática es nacional, sí, pero plural. Sin embargo el holding del terror se presenta en Madrid, con nuevas reivindicaciones. Se acabó el Ministerio de Interior, y se abre vía telefónica directa con Moncloa. La arteria nacional llega a todos los ámbitos pero no vale. Conocerás el dicho de que todo lo que hay antes del “pero” no cuenta. Verdad absoluta. Innata de la racionalidad humana. Nueva concesión administrativa estatal, nueva autopista hacia el sueño de una Euskal Herria libre, plena, orgullosa de su pueblo vasco, nuevo peaje. En la última Junta Directiva “separatista”, que no ya terrorista, se lucha por la autodeterminación frente a la opresión españolista. Pero tranquilos, sin armas. En el holding se ha abierto una nueva oportunidad de negocio, una nueva división apremiante bajo cuerda de las aspiraciones de la organización: el tráfico de armas. Más rápido, más simple y menos lustroso que la extorsión, incluso al propio pueblo vasco. La oportunidad histórica del momento no permite pasos en falso. “No ha sido un camino fácil”, ETA dixit. La crudeza del sueño vasco ha provocado que numerosos compañeros cayeran implacablemente en la casilla de la Justicia a raíz de la construcción de un sueño utópico con puño de hierro, y que sin embargo engordaban el mito con el orgullo de su intento, siempre en primera línea de lucha. A veces con torturas tales como la cárcel o el exilio. Mención: placa de honor en la puerta de la sede central. Reconocimiento máximo y absoluto. Todo lo demás, subyacente, abstracto, simple colateralidad del sueño vasco. Véase familias rotas, personas que no disfrutarán de un café los domingos por la tarde, paseos en familia, o la asistencia a un cumpleaños de hijos, nietos, amigos. Recuerdos del reconocimiento a una lucha legítima frente a la maldita opresión españolista que asfixia la historia vasca. Simples banalidades. El holding, como buena empresa, está siempre por encima de todo y de todos: el beneficio nunca debe decaer. Nunca. Se debe actuar con responsabilidad y valentía. La concesión administrativa del Gobierno está aquí, no se puede desaprovechar. Es la hora del futuro, pero, ¿recuerda la retrospectiva del pero en la semántica anterior? Un simple recuerdo: simples banalidades que no se tienen en cuenta, no valen o no sirven para un propósito. Lo siguiente es el llamamiento de la banda a España y Francia a la apertura de un proceso de diálogo, tras ocho años de concesiones, para un final al conflicto que supere la confrontación armada. Pero, ¿no se había superado? ¿Y los peajes pagados durante ocho años? “ETA, con esta declaración histórica, muestra su compromiso claro, firme y definitivo”. El último peaje de la negociación sobre la concesión administrativa en la carretera nacional de la democracia: sin embargo, en esta autopista, como la anterior concesión, se ha superado el peaje de entrada. Todavía queda la salida de la autopista. Y hay que pasar por caja. El pago da igual. El holding del terror ya tiene nuevo objetivo: “su implicación en un proceso de soluciones hasta construir un escenario de paz y libertad”. Lo que empezó por un cese definitivo como contraprestación de la concesión administrativa definitiva que solucione y glorifique a todos los compañeros sacrificados y martirizados del entramado societario del terror impuesto por ETA durante cuarenta y tres años, hoy, con la última pantomima pública, se pretenda pagar el último peaje del viaje: el holding para su actividad y deja de cotizar. Pero nadie ha liquidado la sociedad. Hay que ver si el “proceso de diálogo directo que responda a la resolución del conflicto” satisface las exigencias de la Junta Directiva de la sociedad del terror y la extorsión. Ese es el peaje. Esa es la Declaración de ETA que tanto abanderan los defensores de la libertad y pagadores de cuentas demasiado gravosas para el Estado de Derecho del conjunto de concesiones administrativas de todos estos años. El cese definitivo supone un periodo de transición: no se puede desmontar un holding así como así. Hay que dar el visto bueno. Se lo deben a los compañeros y compañeras de siempre que han dado su vida por la causa. Lo demás es secundario. Los daños colaterales del conflicto vasco son sólo eso: recuerdos que adecentan la sala de estar del holding.

Ese es el cese definitivo del terror. Esa es la declaración de ETA. Y hasta que no se verifique, el cese es sólo eso, tregua, cese de la actividad, que no eliminación de la causa, hasta la constatación de la petición de un nuevo peaje. Y el de salida tiene pinta de ser muy costoso. Aunque las concesiones administrativas, durante ocho años, ya establecían esas partidas presupuestarias. Sin problemas: ni éticos ni políticos. Cueste lo que cueste.

Pero el dilema que acontece en este punto de la Historia de España es mucho mayor: se pone en juego la primacía de un Estado de Derecho, donde la prevalencia a pensar que la declaración de ETA supone un cese definitivo de la actividad, que no de su lucha, provoca la entrada en una carretera democrática peligrosa, donde la democracia presidida por un nuevo tiempo sin terrorismo hace que la memoria de los daños colaterales del conflicto vasco sean sólo recuerdos que adornan la declaración de ETA, y la razón muestra y demuestra que la memoria histórica se diluye con el paso implacable del tiempo. A veces con mayor velocidad de la que deseáramos y con ella la separación, la eliminación del origen, el núcleo, la razón que engloba el sueño de todo sistema de Derecho, garante de libertades y defensor de la verdad y de los inocentes colaterales, de la historia de terror, de incertidumbre y de situaciones sombrías en la vidas de todos aquellos que no fueron más que instrumentos de figuras políticas y jurídicas en torno a concesiones administrativas: la caída del derecho que tenemos gracias a la protección de la Democracia, de que no habrá paz para los malvados.

1 comentarios:

Estoy de acuerdo en que el cese definitivo de la violencia se va a pagar con creces, pero, ¿tenía otra posibilidad ETA?, ¿Si no vuelve a matar es por qué no puede o por qué no quiere?.

Creo que ETA deja la violencia porque no puede más. En los últimos tiempos, no sé cuantos intentos violentos han neutralizado las Fuerzas del Estado antes de que se produjeran. Otro atentado fallido, podría haberle costado muy caro, con la Policia Nacional y la Guardia Civil deteniendo al reducido número de terroristas que quedan en libertad, y sin posibilidad de seguir su lucha por otras vías. Sin poder en la negociación.

Ahora bien, este precio, ¿lo hemos pagado ya? El gobierno actual tira balones fuera para el acercamiento de presos etarras a Euskadi, emplazando decisiones a la próxima legislatura (por algo será), y Bildu es sin duda la principal benefectora del comunicado de ayer. Después del pelotazo de las municipales, el 20N puede colocar varios diputados en el Congreso. Bildu, una vez legitimada por la Justicia (pese a quién le pese)tiene un objetivo claro, el mismo que ETA sin violencia, esto es, el mismo que ETA ahora, y lo va a demostrar haciendo ruido y mucho en el Parlamento.

De todas maneras, no estoy de acuerdo en que "la memoria de los daños colaterales del conflicto vasco sean sólo recuerdos que adornan la declaración de ETA". Si no fuera por la cantidad de víctimas, esto ya habría acabado. Pero anclarse en las víctimas como excusa para no buscar soluciones tampoco es lógico. Hay que mirar para adelante y seguir confiando en el Estado de Derecho, el mismo que condena a los etarras, el mismo que legaliza Bildu.

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